Lo primero de todo, vamos a ver la diferencia entre trajes y disfraces medievales. Mucha gente tiende a pensar que son lo mismo, ¡pero no!
Para saber específicamente la diferencia entre traje y disfraz, hay que atender a las siguientes cuestiones. Por un lado, la confección de la indumentaria. Por el otro, a los personajes que hacen referencia.
Si nos ceñimos al tipo de vestimenta, un traje medieval es mucho más riguroso, siguiendo los patrones de la época que aparecen en cuadros y otras obras históricas. Sin embargo, un disfraz utiliza telas que no serían compatibles con los de la época, como materiales sintéticos, mientras que además tienen mucho menor rigor histórico, tanto en la forma de las vestimentas, como en la mezcla de diferentes épocas en la confección de la indumentaria.
La diferencia en la vestimenta es también notoria en cuanto a los colores que se usan. Mientras que, en los trajes medievales, los colores son más apagados, en los disfraces se tiende a hacer un uso de ropas con colores más vivos y brillantes, alejados de la época.
Otra diferencia clara tiene que ver con los personajes a los que se pretende emular. Así, un traje medieval recrea un personaje real, sea conocido o anónimo, como pueda ser una reina en concreto, un tipo de caballero o un campesino.
Esta diferencia se nota también en el precio, como no podía ser de otra forma. El hecho de que se elabore con telas de mayor calidad, que sean más rigurosos en su confección y que se hayan realizado en España, hacen que los trajes medievales tengan un precio de venta mayor que los disfraces medievales.
Sin embargo, hay trajes que pueden ser de inspiración medieval, pero no responder exactamente a sus características, como podría ser personajes de ficción. Por ejemplo, personajes de El Señor de los Anillos o de Juego de Tronos, donde tienen una clara inspiración medieval, pero incluyen otros elementos que no solo pueden ser de otra época, ¡sino que puede que ni existan!